sábado, 27 de julio de 2019

LAS PIEDRAS NUNCA.


Te quedaste siempre
preso entre las horas,
vacías,
secas,
grises.

Tus ojos ya no más.
Tu sonrisa ya no más.
Tu alegría ya no más tampoco,
me desconoce,
se fue montando el aire.

Y con dolor a cuestas
fui evocando el idilio
de las azules sombras,
tarareando mis pasos lentos,
poco a poco en las duras piedras.

Tus besos y tus manos
tampoco ya jamás.
Y las piedras no.
Las piedras nunca.
No estarán más secas
que mis arrugadas noches.