sábado, 31 de agosto de 2019

AL PASO DE LOS BESOS


Hilvanó la palabra.
La hizo verbo.
Y de sus fauces insaciables
iban brotando babeadas conjunciones de versos
y exclamaciones que se adherían
al resquicio de un cuerpo perfilado a media luz.

Ese cuerpo hecho de placer,
que no armonizaba con nada más
que con las contorsiones 
de la desquiciada noche.

Humeaban las ganas.
Temblaban los huesos.
Sudaba el deseo libidinoso.
Espumaban los minutos que vomitaban estertores
y convulsionadas leyendas
de antiguas aventuras que habían existido,
muchas constelaciones de laberintos atrás.

Y todo era viejo
y todo era nuevo.
Tan viejo como polvo de estrellas
paseándose por el universo,
y como el sol
y como la noche.
Y nuevo como los amaneceres
y los botones de flor
abriendo sus retorcidos pétalos.

Y derritieron sus gajos colgantes.
Y extasiaron hasta la punta de sus cabellos.
Y punzaba todo.
Y latía hasta la vibrante sombra.
Y gritaban agitados los silencios.
Y chorreaba todo,
al paso de alborotados besos.




sábado, 24 de agosto de 2019

MORIBUNDA.




Están hechas de ti
las cándidas mañanas   
reventando de sol.

Los adormecidos crepúsculos,  
lentamente cayendo  
al son de tictacs irreversibles.

Las embriagadas noches
esperando la caricia
sin perder el compás.

Los otoños imberbes de hojas.   
Las latentes lunas que se arrullan
en la estela que deja tu nombre.

Mis sueños colgando en la nada.
Mis desnudos sedientos.
Y yo, moribunda sin ti.





ENTRE DIENTES.





Me desvistió con lujuria cadenciosa,
quitando de mi cuerpo el vestido.
¡Fuera! –decía entre murmullos-
Medias,
¡fuera!
Corpiño,
¡fuera!
Bragas,
¡fuera!
-entre susurros lo iba diciendo-

Quedando al final,
ni un ápice de estorbos
para sus instintos salvajes.

Dientes arriba,
dientes abajo,
mi ropa iba sufriendo sus mordiscos
en la caudalosa tormenta del lobo.

Luego irremediablemente,
mi carne fue el manjar
para sus hincados dientes en mi espalda.

Y yo que resistía,
estuve hincada,
quieta,
ferviente,
haciendo una oración
para calmar su furia.




sábado, 27 de julio de 2019

LAS PIEDRAS NUNCA.


Te quedaste siempre
preso entre las horas,
vacías,
secas,
grises.

Tus ojos ya no más.
Tu sonrisa ya no más.
Tu alegría ya no más tampoco,
me desconoce,
se fue montando el aire.

Y con dolor a cuestas
fui evocando el idilio
de las azules sombras,
tarareando mis pasos lentos,
poco a poco en las duras piedras.

Tus besos y tus manos
tampoco ya jamás.
Y las piedras no.
Las piedras nunca.
No estarán más secas
que mis arrugadas noches.




viernes, 1 de marzo de 2019

FLORES MUERTAS.

 Ven, 
te llamo desde el desorientado plexo 
no-clarividente de mis entrañas, 
llenas de mariposas confundidas,
aleteando sin ton ni son. 

Amor, te estoy llamando a ti, 
que no escuchas, 
que no sabes dónde me guardo, 
es más… debo confesar, 
tampoco me importa 
en qué rincón te guareces tú.

A ti, 
que juegas al azar y la aventura.
Esa desventurada aventura 
de rosas marchitas y desvencijadas
en el florero roto
que murió de sed.

Ven, 
ven al clarín de la tarde. 
Te invito un café amargo y ocre-oliente, 
re cocinado en la leña del fogón, 
a fuego crujiente y despacio
pasado de sabor y tiempo.

Ven en la tarde medio muerta, 
al repiqueteo de cenzontles 
sin cantos ni alas. 
Una tarde de campanas inútiles 
sin torres ni sonidos. 

Pero 
¿dije ven?
No, estoy confundida, 
como las mariposas 
en mi plexo solar. 
Quise decir no vuelvas nunca, 
trayéndome los mismos tragos 
amargos de siempre.

¿Ves? Lo siento…
Quise escribirte un poema 
y sólo esto brotó de mis necedades.
Veo en mi inconsciente
que me inspiras flores muertas.






BESOS DE VINO

La noche había avanzado 
atiborrada de pestañeos furtivos. 
La mañana llegaba fresca, 
despeinada, 
rebosante de cantares y victorias 
en su rústico despertar. 

Él la miraba atento, 
enredándose en los torbellinos 
de su ensortijado pelo, 
que lo arrastraban como vendavales, 
en sus aromas de vetiveres salvajes 
y magnolias ardientes. 

Y se enredaba en ella. 
Sí… 
le extasiaba enredarse sin freno
en su respiración, 
en sus cadencias somnolientas, 
medio dormidas 
y soñadoras. 

¡Y se hundía en abismos 
recorridos tantas veces! 
Sin embargo,
cada nuevo éxtasis 
era como viajar a otro mundo,
nunca sentido o visto, 
lejano, 
nuevo.

Y flotaba entre sus brazos.
Flotaba amarrado a su cintura.
Y bebía el vino de sus besos. 
Bebía. 
Bebía extasiado.
Y se embriagaba 
hasta perder los sentidos
y rodaba cuesta abajo
sin importarle nada.






martes, 26 de febrero de 2019

FANTASMALES SUEÑOS

Hacía varios años luz 
que aquellos sueños 
se columpiaban 
como castañuelas alegres,
pero estaban enmohecidos, 
realmente, de tanto soñar.

Adentro de las maracas 
se volvían melodiosos,
agradables, 
acordes, 
fulgurantes con luces neón
y danzaban entre ellos mismos.

Y brillaban sin que nadie los viera,
pero eran sólo magia, 
viva ilusión, 
porque al salir al oxígeno 
se despintaban, 
se tornaban ceniza, 
se desconocían a sí mismos. 

Y aun viéndose al espejo 
sabían que eran fantasmales, 
como aguas rescindidas 
de ancestros lagos, 
donde su suelo era ahora 
como mosaicos de lodo seco.

Y rodaban los años como ríos, 
se trepaban en los huesos, 
en la espalda, 
los ojos, 
el pelo
y ofuscaban la mente
y la hacían turbia.

Y habían titilantes estrellas 
que brillaban por doquier en la oscuridad, 
pero los sueños eran ceniza, 
ya no revivían 
ni poniéndolos en sus maracas,
eran fantasmales,
estaban sordos, mudos y ciegos. 






lunes, 25 de febrero de 2019

PRISIÓN

Voy andando sin rumbo fijo. 
De mirada cabizbaja, 
o con la frente en alto a veces,
igual, eso no cambia nada. 

No sé a dónde me llevan mis pasos 
pero tengo la ligera sospecha
ellos no lo saben tampoco, 
los siento tentando el camino. 

Sí sé una cosa segura.
Que me siento presa. 
Que están atadas mis alas
y no puedo emprender el vuelo.

Me cansa esta celda ¿sabes?
¿A dónde quieres ir alma mía? 
¿No ves que todo está oscuro
y puedes tropezar?

Quédate en silencio esta noche. 
Estate tranquila.
Acurrúcate conmigo 
hasta que amanezca.