martes, 2 de diciembre de 2014

RECLAMOS

Una apaciguada ceniza
un casi nada de lo casi invisible
infértil...
y lo que era
el trago amargo de entonces
que cáustico a mis entrañas bajaba
no quema
no arde más
solo un eructo de mal sabor
de vez en cuando.

Y reclamo al viento
los infames suspiros que vertí
y él se llevaba a tirarlos no sé dónde…
seguramente riéndose de mi locura.

Y reclamo a mis mejillas
-y mi ropa-
las tontas lagrimas que se bebieron…
las que exhalé
cuando al revés estaba
de arriba abajo todo
malabares de pies a cabeza
hipnóticas danzas
en los altares del desvelo
lunas apagadas
soles inexistentes.
Que estúpido es a veces el amor.
















TE ESPERARÉ

Enmohecido amor
loca moriré
en el santuario de la vida…...
de los besos inermes
que ya no pude darte.

Te esperaré hasta el fin
de confines paralelos
e inmóviles sueños
cuando todos los péndulos
de los relojes se aquieten
y sus manecillas sean mancas
y mudas
figuras tan solo allí
desnudas del tiempo
sin sentir
como estatuas calladas
como la Venus de Milo
sin sus brazos.

Te esperaré hasta el día
cuando mi latir
se marche cantando
y vaya mi último suspiro
por el mundo
cabalgando el viento
gimiendo dulcemente
pronunciando tu nombre.



















ENCENDIDOS

Enamórame al son del reloj.
Sea su vehemente tic-tac
el ritmo de tus caderas
trastornándonos la noche...
en el vaivén de los minutos.

Enciende a fuego sin medida
una a una las células de mis laberintos
penetrando mi alma inquieta
en suspiros alados…
cadenciosas nuestras bocas
devorarán la piel que nos existe.

En incontenible alarido de pasión
viérteme de humedades
del rojo magma de tu volcán
al llegar a la preciosa orilla
la marejada de tus ríos.












TORMENTAS

I
A la vuelta de la esquina
en la décima dimensión
de mis ojos te quedaste fijo. ...
Imponderable tú
-inmisericorde-
dejarme inmolada
a la vera de tus tormentas.

II
En los márgenes
de lunáticos celestes azules,
bóvedas impensables
donde se esconden
caprichosos los sueños…
evitándonos a algunos.

III
Asiéndome del flojo barandal
que coquetea con el precipicio
-fugaces subterfugios los míos
por no caer del puente-
esquivando el cordel,
esa línea divisoria entre la cordura
y los herméticos cerrojos
del espacio que nos aqueja.

IV
Y huyo de las nubes por no disiparme
en la nada como ellas
y me escondo del cruel señor tiempo
porque no me suelte la cuerda
como suele hacer
y mis desquicios se desbordan

y me inundo de tanto extrañarte.
















POR AMARTE ASÍ

Más allá
de las espinas del rosal
que parecen a veces
ir haciendo en mi piel ...
unos pocos más de poros.

Más allá
de primaveras moribundas
al llegar sus veranos
de veranos sin fiebre
al venir sus otoños
de otoños sin hojas
víctimas de sus inviernos
de primaveras cálidas
correteando en huida
los inviernos fríos.

Más allá
del silencio ignoto
de las oscuridades
en sepulcros llenos de huesos
que solo yacen ahí
inmóviles
tranquilos
sin punzarlos pena alguna
sin saber nada de nada
que sus almas los vaciaron
regresándose a su ciudad.

Más allá de la vida
que me habita ahora
más allá de esa muerte
que no entiendo
más allá de este mundo
que conozco
más allá del otro
tan lleno de dudas
que no sé su dirección.

Por amarte así de noche y día
por amarte así dormida y despierta
porque te amo así es la razón
que te amo mucho
mucho más allá de todo.