Pronuncio tu nombre
y se me estremece el mundo
gritando a penas en lloros
a escucharme las estrellas....
Y se me cimbra el suelo…
este piso a veces inoculado
contra la ígnea gravedad
de cuanto suceda a mi alrededor.
Y tú
con esta manía tan tuya
de llegarme ladrón furtivo
y entre mis sábanas colarte
interrumpiéndome el sueño.
Y yo
con esta manía tan de mí
de esperarte sin falta
rogando el desvelo
que sus bordes decora.
Y vas sembrando mi cintura
de las prolíficas semillas de tus manos
y tu boca que arremete contra mi piel
y tu lengua homicida
que me ataca a matar.
Era una noche especial…
singular como ninguna.
No presumía de nada,
ni hacer alarde al menos
de las más de estrellas
o la luna más radiante.
Simplemente
un portento de nocturnidad
que inquieta destilaba su voz
en aromas canela
vainilla
y lavanda en flor.
El murmullo de un riachuelo
amante ofrecía sus cuerdas
meciendo al vaivén
sus aguas cristalinas
y una que otra ilustre rana
por aquí y por allá cantaba feliz
su ronco do re mi fa sol.
De pronto se desborda la magia
y en una dulce ráfaga de brisa
una orquesta de rosas
-en el paroxismo del momento-
abriendo el tálamo de su vergel
acaricia la noche suavemente
entregando eufónica serenata
de perfume-rojo-terciopelo.
Con el alma entumecida
hasta sus fútiles huesos
perdiendo de a poco
el libre fluir de mi sangre...
que perezosa corre
en desentendida lentitud.
No se proyecta como antes mi vaho
en la complicidad de mis fosas nasales…
pareciera en contienda muda
con mi mutilado espejo,
negación del uno al otro.
Levita en mí una idea fantasmal
-sensación sin imagen fija-
que todo se va perdiendo
en las latitudes longitudinales
de este mi andar peregrino.
Y la respiración de las mariposas
que antaño dejaban halos de luz
vueltos arcoíris para mis pies seguir
han huido a otros mundos
donde no existan utopías
que destruyan sus
alas.
Entre apresures de la multitud
en la estela de aquella fría noche
me fui apartando sin fijar
adentrándome en sendero solitario....
El allí
y por allá también
se movía al acecho ágilmente,
depredador…
los suyos,
voraces ojos hipnóticos.
Merodeándome
me puso en su mapa
yo…
su próxima cena.
Me notó difusa
desapercibida de mi entorno
gacela sin guardia…
fijó su meta en mí a filo de colmillo
inminente ataque.
Me habló dulce diciendo no sé qué,
me ofreció un café por mis manos frías…
un abrazo de aparente ternura
‘’voy a protegerte de las estrellas
que quieren robar tu luz’’
-me dijo-
yo
esa noche en particular
pisaba el suelo sin alma
y a voz muda
gritaba hambrienta de amor.
Y fueron solo y nada más
hablares de su hábil conquista
que habría utilizado mil veces…
y fui carne fresca
él
bestia en acción.
Me di sin malicia…
no había encontrado
jamás un lobo en mi camino…
caí en la trampa de sus garras
pernoctadas y fatales.
Apersogada a tu instinto
de primados salvajes
enredado a mis murallas
cosiendo el zurcir ...
del forro de mi abrigo
tejiendo el macramé
-minucioso punto a punto-
de vicios arraigados
bajo el vuelo de mi falda.
Manecillas a tientas de ciego
de un reloj con cuerda de más
palpando estructuras
en réplicas de seducciones
revolviendo mis caderas
y cosechando los frutos
de mi amanecida fuente
que vocifera sañas de ti.
Finos golpeteos audibles
internos al fondo
externalizados fuera
de nuevo ir y venir
vuelta y vuelta
chasquidos febriles
girando perillas
ascender la escalera
de momento bajarla
peldaño a peldaño.
Tu viril extensión a la vista
horadando el suelo
en búsqueda de manantiales
para calmar al niño
que de hambre llora.
Psicópata corriendo tras de ti
y de tus juglares melancólicos
cantando retratos en verso
a los hangares de mi boca....
Desesperada perdida
por arder en tus brasas...
acurrucarme descobijada
en las ramas fuertes de tu árbol
y en confundidas llamas
de sábanas de seda
aderezarnos en el perfume
de pétalos entreabiertos.
Estremecidos tú y yo
nadándonos sin límite…
desmedidos parte a parte
minuto a sublime minuto
fuego implacable.
Anda ve y grita a cada rincón
de la existencia
que te he canonizado a mi vida
a golpe de besos
en irrevocables cascadas…
corre amor
ve pronto
dile al mundo que eres mío.
Te espero inaguantable de mí
a la vuelta temprana de la noche
en la cuadra entre la luna
y mis deseos que palpitan...
por abrazarse a nosotros dos.
Desorbitada de puntitas
al borde de la cima
donde se encuentran
el cielo y la tierra
tocándose con los dedos
las orillas de la piel
y verte llegar flotando
en una derramada nube.
Te espero incontenible
en la impaciencia del reloj
enfadado por tu ausencia
con estos florecidos labios
escondidos y trémulos
que tus lujurias encienden.
Nos vemos amor mío
en la maravillosa esquina
donde copulan la arena y el mar
que gimen envolvernos
en el manto de sus lenguas
al compás de su cálido hormigueo.
Cobras en mí sexuales estertores
de proporciones macro nebulares
inconcebibles a la física cuántica
excitando los núcleos de mis moléculas...
que me mueven epiléptica
en contorsiones espirales
espumando empíricas convulsiones.
Espigas en mis venas sensaciones
desde los estantes de mi armario
proyección al cielo raso
gravedad descendiente al piso
rebote inevitable a mi cama
a librar batallas colosales.
Tu ácida lengua deshace mi carne
que no pierde de mí un momento
ni un fragmentario centímetro
para saciar su fiera hambrienta…
Y nos bebemos los incontenibles mares.
Y estas palabras
que se antojan sin escrúpulos
corren escrupulosas
en propósito de ser sí mismas....
Se nos dan por turnos
en giratorios ensayos
de enseñanza a medias…
destellos de suavidad
de una inocencia lejana
que se fue olvidadamente
a los anaqueles del tiempo
corriendo sin sentido
ni punto cardinal.
Recuerdos flotantes
recargados sin rima ni razón
en paredes del vacío
que llaman a gritos…
reclamos de morar
sumarios presentes.
Y voy transfigurada
desfigurada perdida
en desarticulación total
transitando golpes de suerte
en desordenados montículos
de inconclusos resplandores.
De delirios y apegos
en el umbral de las redes
de afanados pescadores
que me enclaustran a mordidas....
Emociones en servidumbre
encausadas al-no-sé-cuando
o al donde-de-no-sé-qué…
leyes de incredulidad
confundidas masas
en la más insana insensatez.
Y voy brincando las cuerdas
del antaño redil
con una misteriosa luna llena
atravesada entre mis ojos.
No puedo
por más que intento
ver más allá de mi vaho…
mis pestañas forradas
me lo impiden.
Paralelos tamaño del mundo
rayones abstractos de tinta sangre
letras en configuraciones
que me ahorcan
en el polvo de sus mares.
Entre mis brazos y el cielo
existe un rincón
que reclama tu presencia
de hojas vivas
para llenar cada uno de mis poros.
Y se vuelve incienso mi mente…
me aromatiza a seda fresca
que en amplios deshilados
va deshebrándome el aroma a ti.
Y te construyo solo mío
te abarco ancho y largo
te escalo al compás
te desciendo fierro
te trepo incuestionable.
Y te necesito sombra
entretejiendo mis veredas
sabor a clavo
canela y jengibre.
Tengo ganas de ti
hoy y mañana
te busco día
te grito noche…
entre los dedos de mis pies
al más alborotado
e impredecible
de mis cabellos.
Y mis pechos de fuego
de azáleas perfumados...
inquietos arreboles
teñidos de pasión.
En la opulencia
de tus labios se deshacen
y a tus caderas piden
jugar entre montañas.
Y se desatan mis duendes
corriendo a la puerta
enarbolados-traviesos
botones en flor.
Y en tus gemidos me arrullo
-robustos potros en celo-
y mis fecundos latidos
se derraman sin mesura.
En impaciencia pido
acopios de plato fuerte
y el postre se desborda
en aderezos de miel.
I
Que de poetas y locos
todos tenemos un poco.
...
II
Se dice también…
poetas ser de otro mundo
-especie distinta-
se dicen…
levitar entre nubes de algodón.
III
Sus musas…
se dice:
algunas volando inspiran
otras…
plasman en lentitud
su inspiración infrecuente.
IV
Sus plumas…
hablan de febriles idilios
corriendo su tinta raya a raya
en papeles de blanco tul…
al final
cuentan un poco de todo.
V
Sus letras…
parecieran gemir llorando tristeza
abandonos
o cantan de dulces amores
y ríen
como campanas alegres.
Esta esclavitud
sangre en vehemencia
despertar de mares
en mis más primados instintos...
involuntaria conversión
de mujer a fiera ardiente.
Hundida en deseos
devorar al rojo vivo el culto de tu piel
tu traje Edénico
delicia al desnudo
destilándote mi huella
enraizando mis colmillos
locura de mi boca
el placer de tu entrepierna…
mis garras
dejando figuras en tu espalda.
Quiero atravesar a llano
los molinos de tu mente
recintos complejos
intrínsecos altares
como despeinan los vientos
mi confiada melena.
Y nuestros cuerpos voraces
serpentinos
atacados
aplicando sudorosos
el rito más antiguo…
el rito
de jugosos desvelos.
