En cada punto agonizante
en que le guardaba
se fue haciendo tarde.
Todo era surrealista y
tenebroso
como si buscaba de prisa
llegar a otra orilla
donde el recuerdo
no infringiera mi paz.
Como si esperara abrir
con premura una tumba
donde enterrar el
pensamiento,
arrebatando de mis células
todo vestigio de ocre
sabor
y llegar más rápido al olvido…
Ese que vislumbraba tan
lejano
en el nublado horizonte
como algo intangible.
¡Ay!
¡Cómo se hacían tarde
y cómo se arrastraban
de lentitud las horas!
Garfios asfixiantes
se iban abarrotando
en la noble humedad
de mis pestañas mudas
y me exprimían
hasta dejarme seca!
¡Vaya… y se sigue haciendo
tarde!
Se va haciendo tarde cada
momento
en el paroxismo de la lentitud
tan solitaria y fría que
me abraza.
¡Sí, cómo se hace tarde!
Corro por correr,
sin brújula ni compás
y no llego a lugar alguno.
¿Dónde estás olvido?
¡Ven ya a cercenar de tajo
la serpiente oscura de la
noche!
¿No ves que me asfixia?
Dora Elia.
28 de Abril 2018.
EE.UU.
Derechos de autor.