Lo sabía -perfectamente-
que los sueños sueños son.
Solo eso, sí.
Furtivos fantasmas
que danzan
van y vienen
a su bendito antojo.
Los sueños
son hijos de la inquietud.
Producto andariego
de una mente en orfandad
que busca realizarse.
No encuentra su sitio
por más que quiera
que busque su acomodo.
Lo sabía -perfectamente-
que las lluvias de estrellas
dibujan el cielo
con su luz de paso.
Están y no están
van y vienen a otra latitud.
Corren de prisa
-no sé a dónde-
tal vez
a alegrar otros ojos
en otra inmensidad.
Lo sabía -perfectamente-
no era realidad.
Que duraría lo mismo
que un cubo de hielo
en cubata de ron
-a la intemperie-.
Un fragmento
unos segundos.
Sueño ilusorio
de un espíritu atormentado…
porque no hay cadenas
en este mundo
roben a un alma
su libertad.
son hijos de la inquietud.
Producto andariego
de una mente en orfandad
que busca realizarse.
No encuentra su sitio
por más que quiera
que busque su acomodo.
Lo sabía -perfectamente-
que las lluvias de estrellas
dibujan el cielo
con su luz de paso.
Están y no están
van y vienen a otra latitud.
Corren de prisa
-no sé a dónde-
tal vez
a alegrar otros ojos
en otra inmensidad.
Lo sabía -perfectamente-
no era realidad.
Que duraría lo mismo
que un cubo de hielo
en cubata de ron
-a la intemperie-.
Un fragmento
unos segundos.
Sueño ilusorio
de un espíritu atormentado…
porque no hay cadenas
en este mundo
roben a un alma
su libertad.