I
A la vuelta de la esquina
en la décima dimensión
de mis ojos te quedaste fijo. ...
Imponderable tú
-inmisericorde-
dejarme inmolada
a la vera de tus tormentas.
II
En los márgenes
de lunáticos celestes azules,
bóvedas impensables
donde se esconden
caprichosos los sueños…
evitándonos a algunos.
III
Asiéndome del flojo barandal
que coquetea con el precipicio
-fugaces subterfugios los míos
por no caer del puente-
esquivando el cordel,
esa línea divisoria entre la cordura
y los herméticos cerrojos
del espacio que nos aqueja.
IV
Y huyo de las nubes por no disiparme
en la nada como ellas
y me escondo del cruel señor tiempo
porque no me suelte la cuerda
como suele hacer
y mis desquicios se desbordan
y me inundo de tanto extrañarte.
en la décima dimensión
de mis ojos te quedaste fijo. ...
Imponderable tú
-inmisericorde-
dejarme inmolada
a la vera de tus tormentas.
II
En los márgenes
de lunáticos celestes azules,
bóvedas impensables
donde se esconden
caprichosos los sueños…
evitándonos a algunos.
III
Asiéndome del flojo barandal
que coquetea con el precipicio
-fugaces subterfugios los míos
por no caer del puente-
esquivando el cordel,
esa línea divisoria entre la cordura
y los herméticos cerrojos
del espacio que nos aqueja.
IV
Y huyo de las nubes por no disiparme
en la nada como ellas
y me escondo del cruel señor tiempo
porque no me suelte la cuerda
como suele hacer
y mis desquicios se desbordan
y me inundo de tanto extrañarte.
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