¿Cuántas veces deberé
despedir de ti para alejarme de tu amada sombra que me cobija? ¿Cuántas veces deberé
guardar mis sueños de querer tu boca corriendo desenfrenada por mi cuerpo? Guardarlos
en un cajón a siete candados sin llave, uno por cada día de la semana para no desearte.
Ese cajón inerme que suena a tu nombre y el mío encerrados en el inmenso de la
distancia que hace palpitar el verbo de las tempestades. Porque hemos vivido
arrastrando una bandera de versos y letras consumiéndonos en la lejanía. Y es
que te quiero con un sinfín de comas y puntos suspensivos, mas sin aquel punto
final que cierre el telón. Lástima tú y yo. Lástima tú y yo y los imposibles
que nos mantienen a la deriva en un mar de salados añicos que se desquebrajan hora
tras hora. Y al final de todo, deberemos romper las sábanas húmedas que por
separado nos envolvieron con anhelos de la misma cama. Se rompió el límite de
lo tuyo y lo mío… de lo nuestro, de los dos. Pero lo sé… estarás siempre
conmigo tañendo las campanas de mi latir.
Dora Elia.
18 de Junio 2017.
EE.UU.
Derechos reservados de
autor.
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