Somos distancia tú y yo
en la oscuridad de la
noche gélida.
Somos arena abatida
en el desierto bajo el
sol.
Somos balsa que no rescata
en medio de los rápidos
de la furiosa corriente.
¡Cómo puedo asirte
si fluyes río abajo
con vertiginosidad
lejos de mí
alejándote de mi lado…
cada instante más y más!
No sé qué decirte,
si se entrecorta mi
aliento
en el caldero de este
pecho
que me aqueja de mortecinos
gritos.
Sólo sé
que de ayer a hoy me llena
el vacío.
Me invade la tristeza
de no abrazarme a la
humedad de tus ojos,
a tus células de fuego
y no respirarte profundo.
¡Qué triste es el amor a
veces
cuando las campanas sólo tañen
al otro lado del oxígeno
y se arrugan de impotencia!
Cómo quisiera
tener otra historia en mis
manos
para escribir con sangre
alada
la tuya y mía en dos
historias
pero sólo una, muy juntas.
Cómo quisiera mi pluma contase
con tinta de un color diferente,
inventado en el cielo,
para plasmar un cuento de
amor
con tu huella viva.
¡Ay de mí amor!
¡Ay de nosotros!
¡Cómo nos sangra la
distancia!
¡Cómo nos sangran los
latidos del tiempo!
Dora Elia.
6 de Julio 2017.
EE.UU.
Derechos reservados de
autor.
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