Ya verás que pronto
amanece.
Que un día la tierra del
camino
no empolvará mis sandalias
y mis cansados pies.
No tropezaré como un ciego
en las piedras.
No me mojará la lluvia.
No intentaré hacer discos
en el lago
lanzándole oblicuamente
algunos desquicios.
No echaré monedas a las
fuentes
donde algunos tontos
piden cosas más tontas que
ellos
y no acosaré con
destripadas
guerras de suspiros a la
luna.
Ya verás que en poco
me acostumbraré a no
tenerle.
A la sangrante soledad de
su ausencia.
Y mis manos no estrujarán
su nombre
haciendo garabatos entre hoja
y lápiz.
¿Sabes?
Ya casi pierdo el olor de
su piel.
Y el sabor de su saliva
se va desvaneciendo de mi
boca.
Pero dame un poco de
tiempo,
tenme paciencia… después
de todo
¿qué son para ti cien años
más
si tú eres eterna?
Voy a aprovechar lo que me
queda
para nutrirte de poesía,
para llenar todos los
cuadernos
escribiendo historias
y cuentos sin final
mientras llego a la raya.
Espera un poco alma mía,
no desesperes
ya casi amanecen cien años.
Dora Elia.
2 de Diciembre 2017.
EE.UU.
Derechos de autor.
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