Tú sabes que no se han
apagado
los leños que encendimos
juntos
desde aquél entonces.
No sé,
al menos eso creo yo
los veo arder todavía.
Los escucho derramar a veces
unos finos silbidos
a la superficie.
Los veo mantener apenas
una pizca detectable de vida
bajo montañas de cenizas.
Será que fue lo cómodo.
Bajo las circunstancias lo
más práctico…
y en proterva acción
sólo mudamos nuestras energías
en el continuum y espectro
de las distancias
los no-olvidos y el tiempo.
Pero los leños protestan,
persisten y resisten
desaparecer del mapa.
Lo sé, lo entiendo así
desde los infinitos
misterios
cuando inesperadamente
recibo en una carta tus
señales de humo
un pensamiento y un beso…
de vez en cuando.
Sé que no puedes
olvidarme.
Ídem aquí.
Algo me dice que aun late
una minúscula chispa del
fuego
que hubiera parecido ahogarse
bajo las ruinas y
escombros.
Pienso que a veces
todavía me sueñas
y que de tus mejillas
rueda un tibio recuerdo.
Creo…
o así quiero creer,
que seguimos vivos.
Dora Elia.
2 de Diciembre 2017.
EE.UU.
Derechos de autor.
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