Yo no quería…
ocupar tiempo extrañando
ni menos
(mucho menos)
ocupándome en sentir.
Te culpo
-es la verdad-.
Tú tienes la culpa
de girarme
vuelta y vuelta
de cabeza a pies.
No tengo la culpa
este embrutecido corazón
se haya ido poco a poco
desbocando sin freno.
Te culpo
-es la verdad-.
Yo no soy culpable
de ahora sentir
de pensar
y desearte a toda hora.
Extrañar dormida
despierta
mañana
tarde
y noche.
Te condeno
–grábatelo bien-
a llevarlo por siempre
en tu consciencia
y jamás olvidarme.
Por esta precariedad
en que me encuentro
de tenerte tan tejido…
¡Ay cariño de mi amor!
¡Tan metido en mis venas!
Dora Elia.
13 de Febrero 2016.
EE.UU.
Derechos reservados de
autor.
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