Me encuentro en la
ignominia de un estado puro al borde del desquicio, donde me inunda el flagelante
deseo de mordisquear tus labios mientras frenético te encorvas en mí, hundiéndome
contigo en tus viciosas manías. Y brindo por los paroxismos de tu enarbolada
boca que no respeta milímetro de mi piel cuando bajo mi escudo, desnudando mis naranjas,
royendo mis manzanas, comiendo mis uvas, mordiendo mis chocolatadas fresas y
unciendo en la mirra de tu saliva todo mi cuerpo en perfecta irreverencia. Y
brindo por tu respiración y tu vaho entre mis muslos y tu elíxir y la pócima de
tu esencia que a pequeños sorbos me bebo como el vino tinto en las llamaradas
de mi embriagante copa, cuando termino entre tus brazos completamente ebria. Y yo,
que enviciada muero, porque me descontroles y maceres toda.
Dora Elia.
27 de Agosto 2016.
EE.UU.
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