Y se quedó tu esencia
flotando en el aire
y tus palabras
que escurrían aromáticas
hasta mis pies,
llenaron de pétalos
de azaleas y lirios
el mágico espacio
entre el momento preciso
y nuestra sed de amar.
Y fueron breves y largos,
vagos y exactos a la vez,
los sonidos del eco
de lejos y cerca...
que reverberaron
las cuerdas vocales del viento
entre el amanecer y la noche.
Y quitaste despacio
el chal de seda de mis hombros.
Entre besos deslizaste
mi vestido lentamente.
El satín y perfume de mi piel
te enloquecían.
Y el tiempo...
con paciencia se detuvo.
Yo sólo te dejé quererme.
Y fueron las vacías copas
llenándose de vino
y fueron vaciándose
las copas llenas de placer.
Las últimas gotas carmesí
que derramamos
quedaron por siempre
marcadas en la alfombra
las últimas caricias de tus manos
quedaron por siempre
marcadas en mi piel.
Dora Elia
EE.UU. 2013.
Derechos reservados de autor.
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