Nos sobraron razones para el
adiós.
Las flores iban
marchitando a diario
al compás de tortuosos
tamborileos
de nublados clarines.
Yo esperaba al atardecer
una señal
de lunas membretadas con
tu nombre
viniendo en divagantes rayos
a posar sus mariposas en
mi ombligo
y estamparse en mis pechos
con arremetido fuego.
Sabes también perfectamente
al calendario le faltaba orden
con los días de tu semana.
Tus jueves brincaban a
lunes
sin lógica explicación
o creíble excusa.
Esperé en aciaga melancolía
noches de leche y miel
entre tus brazos.
y tú,
tú corrías por callejuelas
ahogando tus inquietudes
en besos de ajenas bocas.
¿Sabes?
Me sobraron a manojos
los contundentes motivos
del lobo.
Tú, ibas por ahí,
pariendo sudores
en rumbos opuestos al mío.
Dora Elia.
2 de Septiembre, 2017.
EE.UU.
Muy bello poema .
ResponderEliminarGracias por compartir.
Saludos