lunes, 27 de febrero de 2017

EL OMBLIGO DE LA NOCHE.


Y me llamó el ombligo de la noche que prolífico y fecundo susurró a mi oído acústicos cantares. Me tomó de la mano como guiando a su tálamo la amante novia. Y fui de tul. Y me sentí vaporosa de algodón tejido y nubes, flotando en el espacio entre sus fuertes brazos de árbol, que llenaban de fresca sombra mis circunferencias.  Voltee mesmerizada al cielo y pasmando el titilar de las estrellas vinieron a incrustarse en mis ojos.  Me explayé en su presencia como acompañan las alborotadas golondrinas las apacibles olas y en su taciturna sensualidad me torné en la Afrodita de un Olimpo sin cauce ni vertientes, brotando de mí un poema apasionado que bebía a sorbos del ombligo de la noche mientras yacía sola.   

Dora Elia.
27 de Febrero 2017.
EE.UU.
Derechos reservados de autor.   






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