Voy a detener mi vuelo de paloma
herida para arrullarme en gemidos de mi voz junto a las palmeras de tu playa pintada
al rojo pasión. Escucharás mi canto de golondrina triste y desfilarán descalzos
tus pies a mí buscándome en la arena hasta encontrarme. Me ataré entonces al bálsamo
de tu cintura provocando los vaivenes de
tu mar, anclándome a las velas de tu nave sin control. Me tomarás sedienta y
desvalida, hambrienta y desquebrajada e infundirás mis alas del elixir sanador de
tus caricias. Me acurrucaré en tu paraíso libando tu esencia y ungirás mi
cuerpo de lava en tu volcán por mil noches de arrebato. Sanadas mis heridas, un
día me echaré al viento libremente a emprender mi viaje sin horizontes de nuevo
y te diré adiós dejándote en los labios mi último beso.
Dora Elia.
18 de Febrero 2017.
EE.UU.
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autor.
Carilda Oliver Labra
ResponderEliminar(Matanzas, 1924)
Me desordeno, amor, me desordeno
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mala promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.