Y es que… te mueves en mis
adentros en tu andar felino atravesándome de lado. Rasguñando atroz mis contundencias
tan de ti encarnecidas. Perdiéndome viciosa
en el hoyo negro de tu veneno. ¡Tan atada yo a ti! A tu droga letal que me asesina.
Desde tus núcleos obtusos –tan lentos de entender mis verdades más simples- hasta
los bordes de tu piel y sus linderos. Y al barrio donde vives y la periferia de
tu ciudad. Por esas calles oscuras -sin asfalto a veces y tan primitivas- de misterios
tempestuosos e ineludibles. Y es que…me desconciertan
y confunden las intermitencias. Y retrocedo cinco pasos desandando lo poco o
mucho. Hundiéndome en el desatino de la regresión y muriendo con silentes
ruidos en la hoguera de un naufragio.
Dora Elia.
20 de Marzo 2016.
EE.UU.
Derechos reservados de
autor.
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