jueves, 1 de octubre de 2015

CREPÚSCULOS Y ATARDECERES

Te conocí en la penúltima esfera

la tercera estación
la undécima esperanza
a la hora veintitrés…
casi al final del camino.

Ese tan llena de crepúsculos
bordeando montañas
de inaccesibles auroras
intangibles y herméticos vacíos
donde apenas cabe somnoliento
un confundido rayo de sol.

Desnudaste mi alma
y fue tan fácil quererte
aun entre los imposibles
que el irreversible tiempo
me lanzó como pedradas
disfrazándolas de pétalos.

Y cada atardecer
se derrama una lágrima
que desarmada se esconde
en mi almohada desvanecida. 













                

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