Y llegó a mí sin avisarme
repicando el campanario
en la cúpula alta
y su tañer cimbró mi piso
como el sismo violento
las montañas sacude.
Le di mis anhelos en insomnio
-como rompecabezas-
mis ansias reconstruidas
mi alevosa espera
que esperaba impaciente
la respuesta de la suya.
Le di las madejas en mi
mente
-enredadas un poco-
para ayudarme a entenderlas
mi ropa en bultos
y una maleta sin empacar.
Y cuando volví la cara
de repente una noche
vi mis sueños desahuciados
en el poste de la esquina
ondulando a merced del viento…
Un día…
tal vez un día
cuando construya primero el
coraje
construiré un camino
para subir por ellos
y emprender mi marcha
a acurrucarme a su vera.
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