miércoles, 21 de octubre de 2015

¡POBRE MADRE LUNA!

Aquella noche tan especial
que empezaba
el solsticio de verano
-noche sin precedentes
por el brillo
que lo deslumbraba todo-.

Monté corcel de fuego
a galope tendido
él montó potranca fina
sin retablos
silla
ni frenos...
potranca briosa y brava
desnuda de inhibiciones.

Arrancó a mordiscos
pedacitos a la luna
a poner en mis pezones
y en medio de mis muslos
que brillaban
como concha nácar
y escapaban a la vez
temblorosos entre sus labios
como pececillos de colores.

¡Pobres pedazos de madre luna
terminar ahí, caray!
¡Vaya sí que pobre madre luna
sin esos hijos!
Derritiéndose al calor
y corriendo a manantiales
como agua de coco fresco
para calmar de él su sed.











        


No hay comentarios:

Publicar un comentario