Ahora que te has ido
desvanecieron mis fuerzas
a dejar mis músculos
inútiles harapos
que jamás imagine.
Pasaste por aquí
hoz en mano
hollándolo todo
deshojando margaritas
cortando mis trigos
dejándome la infame huella
que cortó mis alas.
¿No te diste cuenta
lo llenabas todo en mí?
¿No supiste ver
que inundabas
todos mis espacios?
Hoy he aprendido
que rodando caminos
se aprende a caminarlos…
Aun así
por mucho tiempo seguiré
andándolos a gatas
hasta el bendito día
de enterrarte en el olvido…
Pondré tus huesos
muy profundo en la tumba
donde no debí sacarte
a curar tus heridas.
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