Yo quiero decirte
que están mis manos llenas
de las llagas del vacío
desde el silencio irreprochable
de mis arrebatados cielos.
Que sonámbula te invoco
desde el triste omento
de mis entrañas
confundidas
en capítulo que se retuerce
de quebrantos mudos
que en estruendo rompe
el sonido de mis lágrimas
cuando al suelo caen
como las hojas inertes
al morir el otoño.
También debo decirte
que mi médula es un
desierto
de arenas movedizas
en que voy hundiéndome.
Que está apagado el sol
pues se volvió cilicio
pero tampoco hay luna
que me alumbre un vórtice
para ver un poco
este camino tan tortuoso.
Y voy sin refacciones
moviendo el péndulo
de mi existencia rota
en fracciones quebradas
y algebraicas ecuaciones
sin encontrar la solución
de sus desventuradas equis.
Que llueve a torrentes
que me arrastran viva
y este frío atroz
del invierno cruento
escarcha mi piel
sin el abrigo de tus
besos.
Dora Elia.
21 de Diciembre 2015.
EE.UU.
Derechos reservados de
autor.
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