Fue la excelsitud derrocharnos en la carátula del tiempo,
sin límites, tabúes ni sonrojos a los pies de un impaciente reloj que desvestía
sus minutos desgajándolos uno a uno a nuestros pies como granada madura. Y fui
libro abierto desde mi portada al frente hasta los últimos toques sutiles de mi
foto en contraportada, deshojando tú mis páginas con tu ávido leer, letra por
letra, a completar la pasión de un reinventado abecedario. Y derretí mi voz
para inyectarla en tu médula sin escaparates, sin muros, sin obstáculos, sin
premuras -pero sin demoras-, solo el justo latir de un perfume flotando en el
aire arrebolado de pasión.
Y me estampé de ti. Horadé cada fibra de mi alma
implantándoles tu nombre. Me vestí en tu huella. Me bañé en tu saliva. Me robé
el olor de tu cuerpo para quedármelo punta a punta bajo mi almohada e inhalarte
puro, concentrado, en tu excitación más sublime…Prendida la luna al incendio
del recuerdo.
Dora Elia.
16 de Julio 2016.
EE.UU.
Derechos reservados de autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario