Y yo sin prisa
de caderas cadenciosas
en sublime lentitud
me volqué en tus brazos
bajando las laderas
de tus montañas y valles
incendiándolo todo.
Y me hiciste reina
dominando tus tierras
poniendo a las órdenes
de mis manos tu cetro.
En magna ceremonia
de alfombra roja
de manteles blancos
y guantes de seda
me rendiste pleitesía
sentándome en tu trono.
Nos ardía la noche
el deseo nos quemaba
y mis labios granadinos
se volvieron mariposas
explorando veredas
dejando su néctar
en todo tu cuerpo.
Y nos dieron las doce
en insaciable búsqueda
la una
las dos…
al filo de las tres
incontenibles se encontraron
mi lava y tu fuego.
Dora Elia.
9 de Noviembre 2015.
EE.UU.
Derechos reservados de autor.
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