No dejes de venir
ni una sola noche
en las puntas del aire
atando las manecillas
del señor reloj
a que no transcurra…
no permitas
se lleve volando en su respiración
el caro anhelo
ahora que aún habitan
duendes en el pecho.
Ven a cada anochecer
al puerto de mis ansias
donde equilibrados
discurren
la fantasía
los minutos
y mil cantos de sirenas
inventivas de versos
con sus llaves de
alabastro
hilando amores…
no dejes de venir
ni una sola noche…
la pasión es larga
y el tiempo
demasiado corto.
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