viernes, 24 de noviembre de 2017

PIANO TRISTE.

Se había robado clandestinamente
el encaje de mis párpados
dejándolos desprovistos del sueño
en el terciopelo de frecuentes madrugadas  
en que gozaba el insomnio
para espaciarme pensando en él.

Era sólo por innata costumbre
amontonar más para su colección
estoy segura.
No sé,
qué más coleccionaba de sus amores.

¿Besos, caricias,
recuerdos, fotografías,
ilusiones, ensueños,
y quien sabe,
algunas prendas íntimas
para extasiarse
si la compañía le faltaba?  

Me fue exacerbando de pronto
en números del uno al diez la inquietud,
una corazonada de esas que no faltan
cuando se ha caído la venda.

Una día cualquiera
con su acompañante noche
de luna solitaria,
a media luz de un piano triste
que derramaba sus teclas,
escuchando sus notas desnudas,
en sobrio pensamiento hablé conmigo:
–Hasta aquí,
cierro las puertas,
recojo mis pedazos rotos
y los pego de nuevo-.

Dora Elia.
24 de Noviembre 2017.
EE.UU.
Derechos de autor.


Con gran orgullo acompaño estos versos con una exquisita pintura de mi amiga (y anfitriona cuando estuve en Orihuela, España recientemente), Gabriela Ruiz Gomiz.  



No hay comentarios:

Publicar un comentario