Discurre la tinta,
sin rumbo por un momento.
Busca dónde empezar,
locamente lo desea,
como las mañanas somnolientas
que piden a gritos un café.
La incita algo especial.
Siente premura,
debe apresurarse
y formar las palabras
precisas
hasta vaciar su emoción.
Una hoja de espalda a
espalda,
dos páginas escritas,
símbolo de ellos.
Empieza a nacer una carta
y unos versos que la
mueven,
que fluyen como colmenares.
Hoy llega su amor,
el que la alimenta de fantasías.
Hoy es derroche
hasta romperse las
estrellas.
Quiere regalársele,
sin omitir palabra
que pudiera ser la cereza,
roja e incitante,
para ser mordida
al momento que el tiempo
se detiene.
Y la tinta lleva prisa,
escribe,
escribe
y escribe.
Va tomando figura esa
carta
y unos versos para él,
que se derraman
desde el borde de su
elocuencia.
Esta noche viene su amor a
arrullarla,
leyéndola,
hasta quedarse abrazados durmiendo,
soñando escribir otro
poema
cuando se levante el sol.
Dora Elia.
20 de Noviembre 2017.
EE.UU.
Derechos de autor.
Muy bonito tu poema, Dora. Muy romántico.
ResponderEliminarMe gustó.
Que tengas un gran día.
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