Y me fui sumergiendo
en la asumida devoción
de letras sentidas.
Sus palabras
-mi alimento diario-
hacían mella en mí.
Gota constante
horadando en la roca
hoyos profundos.
Yo flotaba en el camino
-incierto y voraz-
en flor de ilusiones
vistiendo luces
de hadas traviesas.
Mientras…
mi alma y corazón
pedían les arropara
su frío interno
(existen combinaciones
de flores de hermosura cálida
-y carnívoras-
o gélidos infernales).
La vida corría
entre aromas arrebolados
y tumbos grises.
Caminando desequilibrios
de cuerda floja
sin compás ni tregua.
Y un día extraño
rompió el sol entre nubes
de un alba al desnudo
abriendo cancha
y reventando diques.
Al soñar le crecieron ansias
y dijo adiós
batiendo en el vuelo
sus alas doradas.
Dora Elia.
27 de Enero 2016.
EE.UU.
Derechos reservados de autor.
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