Como quisiera yo
verme en usted.
¡Se lo juro señor mío
que mis labios tiemblan
de imaginarlo solamente!
Porque será el precursor
de lo que tanto provoca
mis húmedos sueños
y quedar por siempre atrapada
en la secuela de sus
labios.
Yo me he de reflejar
en su refracta pupila
-algún fortuito día-.
Un día cualquiera
voy a ahogar de pasión
la niña de sus ojos
y de rodillas
haciendo reverencia
ante su altar
su retina inundaré
de magia pura.
Yo quiero decirle…
¡Ay señor mío!
Yo quiero decirle
mil cosas al oído
entre gemidos y besos.
Y entre suaves mordiscos
y cadenciosos susurros
meterme en su corazón
a robar de usted
la esencia de su alma.
Dora Elia.
6 de Enero 2016.
EE.UU.
Derechos reservados de
autor.
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