lunes, 12 de septiembre de 2016

CABRITOS Y BAÚLES

Y mis pechos brincaban en su justo albedrío en la enramada de sus manos. Corrían veloces y trémulos, como cabritos sin lactancia, ágiles y sin la esclavitud de corrales reclusorios… Saltaban jubilosos como en raudo vuelo, buscando recorrer de lado a lado las campiñas abiertas, tan abiertas y silvestres como se abrían de mi amor sus fauces salvajes -solo en la intención de inmolar en su punto dos botones traviesos-. Y nos entretuvimos en medio de los péndulos que marca el tiempo, él batiendo y apartando mis letras en montículos, acomodadas una a una deliberadamente frente a sus cuadernos -roperos de estación literaria-… yo entreabriendo mis baúles pintados de esencia y orquídeas ante sus ojos, mis baúles guardadores de crescendos… y su corbata y mi chalina haciendo al azar las veces de incrédulos baberos. Y se acurrucaban temblorosos mis cabritos entre sus juncos y manglares y saltaban y resbalaban entre sus sudores blancos… Y el sol nos sorprendió la cara, al cortarse las horas oscuras que en luto marcharon a dormir…mis cabritos placenteramente al fin cerraron sus ojos.

Dora Elia.
12 de Septiembre 2016.
EE.UU.
Derechos reservados de autor.






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