Me desola tu ausencia que
va dejándome huellas paulatinas en el tiempo en las aljabas de mis manos vacías.
Cerrojos profundos sin llaves que los abran, llenos de úlceras que no acaban
por sanar. Y me visto de luto y lamentos y plañeres acompañando mi lira azul
que se consume sin hallar reposo para su voz cansada. Más tú te mueves, fluyes
en las redondeces de mis albas circulares, enciendes el candil de mi luna y me
resulta difícil apagarte.
Dora Elia.
26 de Septiembre 2016.
EE.UU.
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