Qué voy a hacer sin tus
oráculos palpitando huecos inspirados en mi razón –tan vaga en estos días, tan
ausente-. Ahora que tus rumbos quiebran el agudo transpirar de otra playa, que tus
pasos caminan el polvo de otra piel y el canto de tu henchida nave emociona
otros rezos. ¿A dónde se ha ido el verano? ¿A dónde? Y dónde -dime dónde por
favor, aunque me mate- tu pulso constreñido se agiganta. Y yo -mi amor en vuelo-
dilatada y difusa, en medio de qué extraña almohada recostaré mis deseos de tu enhiesto
modelando mi barro. Qué otro sudor me bañará -de tu imaginado aroma- en su
vehemencia de cabeza a pies. Peor aún -no sé cómo, lo juro- voy a disfrazar el
balbuceo de tu nombre entre mis dientes mientras en sus brazos por ti me
derramo.
Dora Elia.
20 de Septiembre 2016.
EE.UU.
Derechos reservados de
autor.
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